Por nada estés afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios

miércoles, 6 de mayo de 2015


Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones
delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la
paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros
corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Filipenses 4:6, 7.
E
n este mundo hay millonarios. Literalmente, no saben qué hacer con el
dinero. Lo desperdician; lo malgastan. No saben qué más inventar para
agradar a sus sentidos.
En Manhattan, por ejemplo, en la calle 60 Este, está ubicado el restaurante
“Serendipity III”. Allí se vende el exclusivo helado “Frrrozen Haute Chocolate”.
Las tres erres son para resaltar la exageración y la sofi sticación del codiciado
postre.
Para probar esta delicia, hay que pagar 25 mil dólares. Está elaborado con
una mezcla de 28 tipos de chocolate, incluyendo los 14 más caros del mundo.
Viene cubierto con una hoja de 5 gramos de oro comestible, y servido en una
copa de cristal y oro de 18 quilates, adornado con un brazalete de oro, y dia-
mantes en su base.
La gente que se da este lujo usa una cuchara de oro, decorada con diaman-
tes de color chocolate. Para complementar la experiencia, el postre incluye una
trufa, “La Madeleine”, del famoso chocolatier Fritz Knipschildt.
Cuando lees noticias como esta, con seguridad se apodera de ti una mezcla
de sentimientos. De repente estás pasando por uno de esos momentos difíciles;
sin empleo, sin dinero y sin perspectivas. ¿Dónde está Dios, que permite in-
coherencias como estas? ¿Por qué unos tienen demasiado y otros nada poseen?



El versículo de hoy asegura: “por nada estéis afanosos”. La palabra “afano-
sos”, en griego, es merimnao, y signifi ca “preocuparse demasiado por lo que
no se tiene”. El consejo de Pablo es: “Agradece a Dios por lo que tienes”. Si lo
haces, percibirás que la paz de Dios inunda tu corazón y, en vez de que tus pen-
samientos se pierdan en las atrocidades que algunos millonarios hacen con el
dinero, tus pensamientos se concentrarán en las maravillas del amor de Dios,
como la vida, la salud y las mañanas nuevas de cada día, que traen desafi antes
oportunidades.
Sal, hoy, dispuesto a olvidarte de las difi cultades. Agradece a Dios por lo
poco o lo mucho que poseas. No te olvides del consejo de Pablo: “Por nada
estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en
toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa
todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en
Cristo Jesús”.

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