Porque: el que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su len- gua de mal, y sus labios no hablen engaño.

miércoles, 6 de mayo de 2015


Porque: el que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su len-
gua de mal, y sus labios no hablen engaño. 1 Pedro 3:10.

M e acuerdo de la segunda vez que nos vimos. De la primera, también. 
Nos hablamos en el parque del colegio. Contamos nuestras historias, 
y pensé que llegaríamos a ser grandes amigos. 
Pero, la segunda vez quedó marcada en mi memoria para siempre. Me
contó una historia triste, me conmovió, y le di lo que tenía en el bolsillo: el
dinero que yo necesitaba para comprar un libro. Sin libro y sin dinero, fui a
la biblioteca y estudié allí. Me sentía bien, habiéndole hecho un favor a mi
amigo. Cualquier sacrifi cio valía. Lo había sacado de una situación difícil; 
por lo menos, eso creía yo.
Al volver a casa, lo vi en la cantina, pagándole la cuenta a un grupo de
amigos, con mi dinero.
A partir de aquel día, él se distanció de mí. Nunca me dio una explica-
ción. Simplemente, se alejó, y jamás me devolvió el dinero.
¿Quién perdió y quién ganó? No fui ingenuo al creer en su historia; con-
fi é en él. Gané. Perdí el dinero, pero gané en experiencia. Aprendí a conocer
mejor al ser humano.
La vida pasó. Un día de esos, conversando con colegas de antaño, alguien
lo mencionó. Continúa con la misma actitud: tratando de engañar a todos
los que encuentra en su camino. Nada logró. Envejeció, sin pena ni gloria. La
vida se le fue, y jamás vio “días buenos”.
El apóstol Pedro habla, en el versículo de hoy, de la importancia de usar
la lengua para construir, y no para destruir. Se menciona de manera espe-
cífi ca la palabra “engaño”, como uno de los peores instrumentos del lengua-
je. Engaño, en el original griego, es dolos. Signifi ca decir cosas bonitas con la
intención de alcanzar propósitos malos.
Es el joven que se acerca a una chica para decirle que la ama cuando, en
realidad, solo desea pasar un buen momento con ella; es decir que estás en-
fermo para no trabajar, o hacer creer a los otros que pasas por un momento
difícil, con el fi n de lograr la conmiseración de las personas y alcanzar obje-
tivos cuestionables.
Pide hoy a Jesús que te ayude a utilizar bien el don de la palabra, “porque: 
el que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal, y sus
labios no hablen engaño”.

Quizás te Pueda Interesar..!!