Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo tu vara y tu callado, me infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí, en presencia de mis angustiadores, unges mi cabeza con aceite, mi copa está rebosando.
El bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del Señor morare por largos días.
Salmos 23 : 1
El Señor es mi pastor;
nada me falta.