NADAR UNA SEGUNDA MILLA - Mensajes para reflexionar.

martes, 27 de octubre de 2015
A cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos» (Mateo 5:41).


¿Alguien lo obligo alguna vez a hacer algo que usted no quería? Si me hiciera esa pregunta a mí, mi respuesta tendría que ser: «Sí». Cuando tenía doce o trece años y mi padre o mi madre me pedían que hiciera algo, no era extraño que respondiera: «Espera un minuto». Entonces mi padre me decía con firmeza: «Hijo, te pido que lo hagas ahora».

Por tanto, dejaba de hacer lo que tenía entre manos y, a regañadientes, hacía lo que se me pedía tan deprisa como podía, por lo que no siempre ponía todo el cuidado necesario en ello. A veces papá me llamaba para que terminara de hacer un trabajo; a lo que yo protestaba quejándome de la «injusticia». Al mirar atrás, me arrepiento de mi actitud irrespetuosa.
¿Qué dice Jesús que tenemos que hacer cuando se nos pide que hagamos algo que nos desagrada? «A cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos» (Mat. 5: 41). Jesús se refería a una ley romana que autorizaba a los soldados de la legión a obligar a cualquiera para que llevara una carga durante una milla (o lo que es lo mismo: mil pasos). Así fue como Simón cireneo fue obligado a llevar la cruz de Jesús de camino a la crucifixión (Luc. 23:26).

Aunque esa ley romana de servicio forzoso ya no está en vigor, este versículo de la Biblia es aplicable directamente a la vida actual, en particular en el trabajo y en casa. ¿Con qué frecuencia nuestro jefe nos pide que hagamos algo que nos parece del todo irracional? ¿Cuál es el consejo de Jesús? «No te quejes y anda otra milla más».

¿Por qué nos dice que hagamos esto? ¡Porque quiere que seamos libres! Cuando únicamente hacemos lo que nos dicen que hagamos, somos esclavos. No tenemos otra opción. Pero cuando hacemos algo de más, es nuestra propia elección. Nadie nos pide que lo hagamos. Ya no somos esclavos, sino que tomamos la iniciativa. Hacer más de lo que estamos obligados a hacer nos libera. No tenemos motivos para estar resentidos, ni nuestro espíritu debe ser quebrantado. ¿Puede ver la lógica de este razonamiento?

Hoy, cuando alguien le pida que haga algo, hágalo. Pero no desprecie la oportunidad de hacer aún más; ande una segunda milla. (Basado en Mateo 5: 38-42)


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