Y el Dios de paz aplastará muy pronto a Satanás bajo vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros.

miércoles, 6 de mayo de 2015


MUY PRONTO

Y el Dios de paz aplastará muy pronto a Satanás bajo vuestros pies. 
La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros. 
Romanos 16:20.
E stoy en la playa. Es un día de mucho sol y, sin embargo, oscuro. ¿Con-
tradicción? ¡No! Nubes negras, preñadas de lluvia, anuncian tormenta. 
A pesar de eso, el sol brilla, soberano, aunque todo esté oscuro aquí abajo. 
Sentado a la orilla del mar, mientras el agua moja mis pies, pienso con
tristeza en la situación de horror y de muerte que vive el pueblo haitiano
después del terremoto. En medio a tanto dolor, no puede salir de mi mente
la imagen de la enfermera rescatada con vida después de cuatro días de ha-
ber estado enterrada bajo los escombros del hospital en el que trabaja. No
puedo olvidar el brillo de sus ojos negros cuando dijo, delante de las cámaras
de televisión: “Nada está perdido. Yo creo en Dios”.
Tu cielo, en este momento, puede parecer oscuro, cubierto de nubes
amedrentadoras; pero, si tu fe está depositada en el Dios todopoderoso de la
Biblia, el sol brillará, más tarde o más temprano.
Esa es la promesa de Pablo a los Romanos. El apóstol anuncia la derrota
completa del enemigo: “Satanás estará pronto bajo tus pies”. Es una promesa
divina, y Dios jamás deja de cumplir una promesa. Hoy, el enemigo puede
traer dolor a tu vida. En este momento, tal vez, las lágrimas no te permitan
ver al Señor Jesús a tu lado. Pero él está ahí.
La enfermera haitiana confía en Dios a pesar de que todo, a su regreso, 
está destruido. El terremoto acabó con su casa, con sus muebles y hasta con
seres que ella ama. Pero no pudo acabar con su fe. Ella sabe que, detrás de las
nubes oscuras, brilla un sol esplendoroso. 
A propósito, aquí en la playa el sol empieza a aparecer, lentamente. Y
eso me recuerda que las nubes siempre son pasajeras. Es solo un asunto de
tiempo y de paciencia. La tormenta jamás prevalece.
Parte hoy para enfrentar las luchas de un nuevo día, pero lleva contigo la
certidumbre de que los días que el enemigo tiene para continuar trayendo 
dolor a tu vida están contados. Cuando el suelo tiembla bajo tus pies, levanta
los ojos. Dios está en el mismo lugar. Y, fi nalmente, “aplastará muy pronto 
a Satanás bajo vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con
vosotros”. 

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