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jueves, 27 de octubre de 2016

¿Qué sucedió con Jones y Waggoner?

He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona. Apocalipsis 3:11.

Inmediatamente después de Minneápolis, a Jones y a Waggoner se les hizo difícil hacerse oír en la iglesia. Pero, esa situación no persistió. Con la ayuda del nuevo presidente de la Asociación General, 0. A. Olsen, de Elena de White y otros, se transformaron en los principales oradores de la iglesia.

Quizá podamos calcular mejor la magnitud del apoyo de la Asociación General al considerar el rol central que tuvieron los dos hombres como oradores destacados sobre temas bíblicos en los congresos de la Asociación General del período posterior a Minneápolis.

* En 1889, Jones tuvo a su cargo una serie sobre justificación por la fe. Elena de White señaló que la gente “se está alimentando con trozos grandes de la mesa del Señor”, y “se manifiesta un gran interés” (Manuscrito 10,1889).

* El congreso de 1891 (después de 1889 se reunían cada dos años) contó con Waggoner, y sus 16 sermones que exaltaban a Jesucristo y el evangelio eterno de Romanos.

* Jones dirigió los cursos de estudios bíblicos en 1893, con 24 sermones sobre el mensaje del tercer ángel. Diez sermones sobre la promesa del Espíritu Santo, de W. W. Prescott –el colega más allegado a Jones en los Estados Unidos desde 1892 hasta el fin del siglo- complementaron su obra.

* Las reuniones de 1895 nuevamente tuvieron a Jones como el principal expositor bíblico, con 26 sermones sobre el mensaje del tercer ángel, además de otras presentaciones.

* Los 18 estudios de Waggoner sobre Hebreos fueron el eje central del estudio bíblico en 1897. Además, Jones hizo once presentaciones.

Los reformadores de Minneápolis, a la larga, se habían transformado en los “vencedores” en la batalla con Smith y Butler. No obstante, lamentablemente, su victoria no duró mucho; ambos dejaron la iglesia a comienzos del siglo XX: Waggoner, por su panteísmo y por una mujer que no era su esposa; y Jones, por una lucha de poder en la que no pudo conseguir el liderazgo de la Asociación General. En 1907, Jones se convirtió en enemigo acérrimo de Elena de White y de la iglesia.

Paradoja de paradojas. Los “vencedores” finales de Minneápolis se volvieron perdedores.

“Retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona”: este es un consejo necesario para todos nosotros, en un mundo de pecado. Debemos fijar la vista en Jesús en cada paso de nuestro viaje.

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