¿Quién es realmente Jesús?
En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Juan 1:1-4.
¿Quién era realmente Jesús, ese hombre que anduvo por este mundo brindando alivio y sanidad a los cuerpos oprimidos y torturados por la enfermedad; consolando y fortaleciendo a los que sufrían depresión, angustia y soledad; llevando esperanza de una vida mejor a los que se encontraban hundidos en la perdición moral y espiritual? ¿Quién era ese hombre que devolvía a las madres, a los hermanos y a los amigos la vida perdida de sus seres más amados que habían caído presa de la muerte; y que dignificaba a los niños, a las mujeres y a los pobres? Sobre todo, ¿quién era ese hombre que fue violentamente apresado como si hubiese sido un criminal, aunque toda su vida se dedicó solamente a ayudar y bendecir a otros? ¿Quién era ese hombre que fue brutalmente molido a golpes y latigazos, y que luego fue condenado a la crucifixión, la máxima tortura?
El texto bíblico de hoy nos asegura categóricamente que Jesús, a quien Juan llama “el Verbo”, “era Dios”, “por él fueron creadas todas las cosas”, sin él no existiría nada en el universo, en él se encuentra “la vida” y es “la luz de los hombres”.
Así como sucede con la Biblia, la persona de Jesús te presenta un decisivo desafío: o él fue un esquizofrénico afectado por delirios místicos de grandeza, considerándose un ser superior, el Mesías; o fue un gran embaucador, poseedor de un gran poder de persuasión y capaz de realizar trucos mágicos ilusionistas que engañaron a miles de personas de sus días; o Jesús es quien la Biblia y él mismo dicen ser: el Hijo de Dios, encarnado, el Salvador prometido; “Dios con nosotros” (Mat. 1:23), que vino a derramar su gracia y su bendición sobre la humanidad, y especialmente sobre ti.