Una canción en el corazón
Viernes 12 de septiembre – Devoción Matutina para Mujeres 2014 – Una canción en el corazón
“Cantad a Dios, cantad; cantad a nuestro Rey, cantad; porque Dios es el Rey de toda la tierra; cantad con inteligencia”. Salmo 47:6, 7.
Un pequeño niño que amaba la música se sentía triste y decepcionado porque no podía interpretar un instrumento ni cantar. Conociendo su tristeza, un hombre muy gentil lo animó con las siguientes palabras: “Hay muchas formas de hacer música, pero lo que realmente importa es el canto que hay en tu corazón”. Aquel pequeño niño, conocido mundialmente como Antonio Stradivarius, tomó muy en serio las palabras de aquel hombre y se convirtió en el más grande y famoso fabricante de violines del mundo.
Tal vez tú también tengas en baja estima tu habilidad para cantar, pero lo que más importa es la alabanza que llevas en tu corazón. El salmista nos invita a cantar con alegría un canto nuevo: “Canten al Señor con alegría, ustedes los justos; es propio de los íntegros alabar al Señor. Alaben al Señor al son del arpa; entonen alabanzas con el decacordio. Cántenle una canción nueva; toquen con destreza y den voces de alegría” (Sal. 33:1-3, NVI).
Es interesante notar qué significa “canto o cántico nuevo”. En la medida en que recibimos nuevas mercedes, debemos ofrecer a Dios un agradecimiento renovado y nuevos himnos de alabanza. A veces no alcanzan los cantos que siempre hemos usado. Los nuevos dones (gracias, mercedes, milagros) de Dios exigen palabras de oración y alabanza oportunas.
Cuando Dios ha hecho algo maravilloso en tu vida ¿cómo puedes expresar tu gozo? ¿Cómo puedes decirle a Dios “¡gracias!” en una forma apropiada a su grandeza y esplendor? La respuesta es: ¡Cantando! Un canto en tus labios puede cambiar tus tristezas y preocupaciones por sentimientos de paz y expresar tu noble agradecimiento.
Amiga, deseo que durante este día puedas llevar una canción en tus labios y en tu corazón. Dedica esta mañana unos minutos a hablar con Dios y a cantar tu himno o cántico favorito. Piensa y medita en las palabras a medida que lo cantas. Ofrécele al Señor un canto de alabanza y adoración porque él es digno de toda honra y alabanza. Seguramente esa alabanza te ayudará a mantenerte en comunión con el Altísimo en cada momento de este día.