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lunes, 5 de diciembre de 2016
El Matrimonio Cristiano

Queridos amigos casados:

Por un tiempo he estado con la impresión de que debería estar compartiendo con una nueva generación de parejas jóvenes los principios claves para el matrimonio cristiano con el fin de honrar a Dios por medio de familias ejemplares aquí en Latinoamérica. En verdad, pocos han aprendido los patrones bíblicos de sus padres, pocos han tenido una situación buena en su trasfondo familiar. Puesto que la tendencia natural es repetir la experiencia, hay que enseñar nuevos modelos bíblicos para que la siguiente generación (los hijos) no sufra los mismos daños. Este es el fin que pretendo al enviar estas charlas para mis amigos casados.


¿QUÉ ES EL MATRIMONIO CRISTIANO?

Hay mucha confusión sobre este concepto. No hay matrimonio cristiano si sólo uno es cristiano. No puede ser porque Dios ordena a los cristianos no juntarse con incrédulos en ningún tipo de “yugo”. Un matrimonio entre creyente e incrédulo sería un yugo desigual e inservible (II Corintios 6:14). En el Antiguo Testamento Dios dio ordenanzas que simbolizan esta realidad: no enyugar buey con burro, y no mezclar lana con lino (Deuteronomio 22:10,11). Ni tienes que preguntar a Dios sobre Su voluntad en cuanto a celebrar matrimonio con un incrédulo, pues es claro que no es Su voluntad. Hay quienes afirman que “Dios me dirigió a casarme con uno que no creía para poder ganarle después”. Lo que sí es cierto en tal caso es que el cristiano va a tener problemas con su “suegro espiritual”, ¡el diablo! (Juan 8:44; I Juan 3:8).

El casamiento de dos cristianos tampoco forma automáticamente un matrimonio cristiano. Un matrimonio cristiano se compone de dos discípulos de Cristo que están obedeciendo Sus mandamientos y permaneciendo en Sus palabras (Juan 8:12,31,32; 14:21-23; 15:5-10). Los discípulos en Antioquía fueron los primeros en ganarse el apodo “cristiano”. ¡Sus vidas se parecían tanto a la doctrina que predicaban acerca de Cristo que la gente les llamaba “pequeños Cristos”! Un matrimonio cristiano está basado en un mutuo acuerdo sobre quién es la Cabeza o Señor de todo, a quién van a obedecer en todo lo que hagan. “¿Pueden dos andar juntos si no estuvieren de acuerdo?” (Amós 3:3). ¿Es tu matrimonio “cristiano”? Propongo cuatro pruebas para que puedas evaluarlo.
1. ¿Tienes lectura y/o estudio bíblico y oración regular con tu pareja? Recuerda que son condiscípulos en la escuela divina. Necesitan escuchar y conversar con Dios diariamente. Estos tiempos tienen que ser sinceros, no metódicos, aburridos o formales, sino con mucha honestidad y transparencia. Una pareja que busca todos los días a Dios con el propósito de alabarlo y agradarlo forma una fortaleza espiritual donde el enemigo difícilmente podrá penetrar para causar problemas.
2. Cuando hay un problema, ¿a quién acuden? Van con un vecino o un amigo para conseguir consejo o comprensión? ¿Buscan consejos de un psicólogo o abogado? ¿Tratan de aguantar el problema con la vaga esperanza de que se resuelva solo? Un matrimonio cristiano va primero a Cristo, su Cabeza y Señor. Consulta Su Palabra. “¿Qué quieres que yo haga?” (Hechos 9:6; 22:10). Conversa con El sobre todos los aspectos, pidiendo Su enseñanza y guía (Santiago 1:5; Filipenses 2:12,13). Luego, si no pueden resolverlo, van con un consejero cristiano maduro para conseguir ayuda.
3. ¿Cuál es la norma más alta para la conducta y el estilo de vida que tienen? ¿Lo que el mundo acepta? ¿Lo que dicen los psicólogos o autores de libros populares? ¿Lo que no les remuerde la consciencia? ¿Lo que hacen otros cristianos? ¿O lo que juntos han encontrado en la Palabra de Dios y han confirmado con El en la oración? Un matrimonio es cristiano sólo si lleva la vida personal, matrimonial y de familia a la luz de las enseñanzas de Cristo. Tiene que estar dispuesto a ser diferente, rompiendo con los moldes culturales, los patrones viejos y las enseñanzas de “expertos” del mundo cuando estos están en oposición a la Palabra de Dios. No es posible unir conceptos bíblicos con anti-bíblicos y tener éxito. Por esto Cristo enseñó que el vino nuevo de Su Reino no podría ponerse en odres (cueros) viejos que no se estirarían ni permitirían la fermentación de conceptos nuevos; tampoco podría coserse la tela nueva de Sus enseñanzas en una tela vieja que no permitiría el encogimiento necesario de las nuevas formas de vida (Lucas 5:36-38).
4. ¿Cuál es el propósito de su matrimonio? ¿Ayudarse mutuamente? ¿Tener una vida feliz y satisfactoria? ¿Lograr algún sueño? ¿O es el de glorificar a Dios juntos, buscando primero Su Reino y Su justicia? Esta es la única vida que Cristo llamaría “cristiana” en lo individual o en un matrimonio (Mateo 6:33; I Corintios 10:31; Colosenses 3:17). Un matrimonio cristiano busca hacer la voluntad de Dios. Su petición es “Vénganos tu Reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mateo 6:10). El Reino es más importante que la felicidad. La voluntad de Dios es más importante que las posesiones. El matrimonio cristiano quiere servir a Dios. Pone todo lo demás en segundo lugar para poder amar a Cristo m ás que todo (Lucas 14:26,27,33; Mateo 10:34-37).
¿Es tu matrimonio verdaderamente cristiano? No te engañes. No puede ser un éxito ni fructífero para Dios si no está basado en el discipulado. Todos los problemas de la humanidad han resultado del pecado de Adán y Eva cuando decidieron desobedecer la Palabra de Dios. La Biblia es el “Manual de la Vida” y enseña cómo funciona un matrimonio cristiano. Si quieres que tu matrimonio sea cristiano, tú y tu pareja tienen que involucrarse seriamente con el Espíritu Santo en el estudio con aplicación de las Escrituras y la oración para conseguir la gracia y la misericordia necesarias para vivir la vida conyugal cristiana (Lucas 6:46-49; Hebreos 4:16).

Si tu matrimonio no es todo lo que quisieras, podrías hablar con tu pareja y probar este patrón nuevo por un tiempo. Tendrán que ayudarse para no olvidar sus propósitos, perdonarse y empezar de nuevo cuando fallan. ¡Dios les ayudará!

Ojalá que te haya gustado este primer número de Fundamentos para la Familia Cristiana. Mejor sería una charla abierta pero la distancia hace necesaria esta forma de comunicación. Me gustaría mucho oir tus ideas y preguntas sobre estas cosas si tienes tiempo para escribirme.

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