MATUTINA PARA ADULTOS: TRAS SUS HUELLAS DE - Richard O`Ffill

miércoles, 8 de febrero de 2012


SAL SALADA

«Vosotros sois la sal de la tierra, pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué será salada» (Mateo 5: 13).

En el mundo antiguo la sal tenía un gran valor. Tanto que, de hecho, con ella se solía pagar el sueldo de las legiones romanas. Este pago se llamaba salarium, de donde deriva nuestro «salario». ¿Qué le parecería si le pagaran su trabajo con sal?

Jesús habló de una sal que pierde su sabor. ¿Qué quería decir? En los días de Cristo, era posible que la sal perdiera su sabor. La sal era entonces muy diferente de la que nosotros conocemos. La sal que usamos hoy en día es un compuesto químico llamado cloruro de sodio. La sal que se usaba en el mundo antiguo se extraía de los acantilados del Mar Muerto, de once kilómetros de largo y varios centenares de metros de alto, o por evaporación del agua de ese mismo mar.

Tanto si se extraía de la roca como si procedía de la evaporación, estaba mezclada con otras sustancias minerales o vegetales. 

Cuando esa sustancia era expuesta a las inclemencias del tiempo o tocaba la tierra, la sal perdía su sabor. Ni siquiera era posible conservar demasiado tiempo la sal que era extraída de la superficie de los acantilados; la acción de la luz la volvía insípida.
¿Se ha preguntado por qué Jesús comparó a sus seguidores con la sal? ¿Por qué no dijo Jesús: «Vosotros sois el azúcar de la tierra» ?¿No habría sido mejor, por ejemplo: «Vosotros sois la miel de la tierra», o incluso: «Vosotros sois el arroz de la tierra»?

En esta alegoría espiritual, que se nos compare con la sal de la tierra es mejor que con el arroz, porque la sal da sabor al arroz; y no al revés. Quizá prefiramos ser arroz y no sal, pero Jesús dijo que somos la sal. En otras palabras, nosotros podemos hacer que el mundo sea mejor o peor.

La sal se usa para dar sabor a los alimentos. También es un conservante. Antes de que se conocieran los refrigeradores, la carne se dejaba secar y se conservaba en sal. Que Jesús dijera que somos la sal de la tierra significa que nuestra misión es conservar la verdad.

No solo eso, sino que nuestra influencia tiene que añadir un sabor especial a los que nos rodean. Nosotros, que somos la sal de Jesús, tenemos que llevar a cabo una tarea especial en el hogar, con nuestros familiares, con nuestros amigos y con nuestros vecinos (Basado en Mateo 5:13).

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill





POR CAUSA DE LA JUSTICIA

Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia porque de ellos es el reino de los cielos (Mateo 5:10).

Observe que esta bienaventuranza no se limita a decir: «Bienaventurados que son perseguidos», sino: «Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia». Jesús tampoco dijo: «Bienaventurados los que padecen persecución porque son unos indeseables». Y aún menos: «Bienaventurados los cristianos que son perseguidos por su grave falta de inteligencia y porque son unos verdaderos necios y atolondrados a la hora de dar testimonio de su fe».

A menudo sufrimos una persecución «suave» (nos critican) a causa de nuestras acciones o por ser como somos. Pero la promesa: «Porque de ellos es el reino de los cielos» no se aplica a esas personas. Es para los que padecen persecución por causa de la justicia». Debemos ser muy claros al respecto. Abrigar un espíritu de justicia propia puede acarrearnos grandes sufrimientos y numerosas dificultades innecesarias. Nos cuesta distinguir entre el prejuicio y el principio, no conseguimos entender la diferencia que existe entre el hecho de que los demás se sientan molestos por causa de nuestro carácter o por causa de que somos justos.

Jesús no dijo: «Bienaventurados los que son perseguidos! porque son fanáticos». El fanatismo lleva a la persecución. Una definición de fanatismo es el énfasis excesivo sobre una verdad en detrimento de otras. El texto no dice: «Bienaventurados los perseguidos por ser demasiado entusiastas».

Asimismo, la Biblia no dice: «Bienaventurados los que padecen persecución porque cometen algún error o ellos mismos están equivocados en algún asunto». El apóstol Pedro lo dijo de este modo: «Así que, ninguno de vosotros padezca cómo homicida, ladrón o malhechor, o por entrometerse en lo ajeno». ¿Se apercibía de a quiénes pone en la misma categoría que los asesinos y los ladrones? ¡A los que se entrometen en lo ajeno! (ver 1 Ped.4:15).

Aparentemente, algunos cristianos sufren manía persecutoria. Solo son felices cuando alguien los persigue y disfrutan diciéndoselo a los demás. Pero, por lo general, ocultan que ellos son la causa de su padecimiento. No estaría de más que le echáramos un vistazo a nuestra vida.(Basado en Mateo 5: 10-12).

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill

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