Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confi anza es Jehová.

miércoles, 6 de mayo de 2015


Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confi anza es Jehová.
Jeremías 17:7.
E
l versículo de hoy fue escrito, por Jeremías, en circunstancias dramáticas.
La destrucción del pueblo se acercaba; era inevitable. Los ejércitos ene-
migos se preparaban para el ataque. Y el propio Jeremías era el portador de
malas noticias para su gente.
A pesar de eso, el profeta asegura que, aun en medio del dolor y de la
tristeza, el varón que confi ase en el Señor sería bendito. ¿De qué bendición
estaba hablando?
El versículo 8 trae la respuesta: quien confía en el Señor, “será como el
árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y
no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de su
sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto”.
Interesante, la promesa divina. No dice que el calor no vendrá ni que la
sequía no llegará. Afi rma que, en medio de las situaciones adversas, sus hojas
estarán verdes y producirá mucho fruto.
La tragedia de las personas no consiste en las luchas y las difi cultades
que se presentan cada día, sino en la falta de confi anza para ir en pos de la
victoria. Cuando el dolor llega, el que confía en Dios es como el árbol cuyas
raíces saben dónde buscar agua.
Aun en medio del desierto, es posible encontrar palmeras; árboles gi-
gantescos y erectos, en medio de la sequía y de los vientos. Las palmeras
están allí no porque carezcan de difi cultades; el secreto de su permanencia
es la fuente de vida que sustenta su existencia. Las inclemencias del clima les
enseñaron a introducirse hondamente. Sus raíces se deslizan, silenciosas, en
busca de agua.
Si hoy es un día terrible, y sientes que estás solo; si te faltan fuerzas y estás
a punto de desanimarte y abandonar la batalla, quita tus ojos de las cosas en
las cuales confi aste y deposítalos en el Señor. Puede parecer infantil, a veces.
En este mundo pragmático en el que vives, puedes tener la impresión de que
estás actuando como un niño.
Pero, las cosas divinas son así. Tal vez por eso, el Señor Jesús dijo un día
que, si no nos volvemos como niños, no entraremos en el Reino de los cielos.



No temas. Los ejércitos enemigos pueden estar allá afuera, armados hasta
los dientes, pero “bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confi anza es
Jehová”.

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