no es digno de mí (Mateo 10:38)
Cuando permitamos que el Espíritu Santo nos dé un corazón de siervo entenderemos cómo era Jesús. Manifestaremos el espíritu de Cristo, tanto en las cosas que hagamos como en el espíritu con que las hagamos; es decir, con bondad y amabilidad.
Piense en lo que debió ser que Jesús lavara los pies del hombre que, en pocas horas, lo traicionaría y lo entregaría para que lo mataran. Como siervos, habrá momentos en los que aquellos a quienes va dirigido nuestro servicio nos lo recompensarán con ingratitud e incluso traición. Asimismo, también es probable que haya quienes, como Pedro, primero rechacen nuestro amor y luego se impacienten con nosotros porque querrán que hagamos más. Solo si el amor de Jesús habita en nuestro corazón podremos tener la paciencia, el valor y la sabiduría necesarios para la obra a la que el Señor nos llamó con su ejemplo.
Cuando las cosas vayan de mal en peor, si usted es como yo, tendrá que recordar continuamente las palabras de Jesús que se recogen en el versículo para memorizar de hoy. Jesús no solo nos llama a negarnos a nosotros mismos, sino que nos mostrará cómo vivir como siervos. Vea hoy de cuántas maneras puede expresar el amor de Jesús a los demás. Basado en Juan 13: 15