¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?

miércoles, 6 de mayo de 2015

¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Aun
las tinieblas no encubren de ti, y la noche resplandece como el día; lo
mismo te son las tinieblas que la luz. Salmo 139:7, 12.
Si alguna vez has soñado con ir al espacio, tu sueño se puede volver realidad... por unos cuantos millones de dólares. 
La Agencia Espacial Rusa

ofrece este servicio hacia la Estación Espacial Internacional, por la suma de
veinte millones, a bordo de la nave “Soyuz”. Pero, ¡apúrate! Al parecer, hay
reservaciones hasta por un año. Ahora bien, si quieres ir allá con la idea de
esconderte de Dios, ¡olvídate! El Espíritu de Dios te seguirá y te perseguirá,
hasta encontrarte.
¿Ya te preguntaste por qué los malhechores escogen la noche para come-
ter sus fechorías? ¿Por qué los lugares de pecado abren sus puertas durante
las horas oscuras? Existe, en el subconsciente del ser humano, la idea de que
las sombras pueden protegerlos de los demás.
¡Quién sabe, quizá puedan...! de los otros seres humanos. No de Dios. El
versículo de hoy afi rma que, para Dios, “la noche resplandece como el día”.
Para él, no existe noche, ni tinieblas, ni sombras, ni oscuridad. Dios es la
propia luz; su mundo es transparente, iluminado y limpio.
La oscuridad no te esconde de nada; te envuelve, con su sábana negra,
para asfi xiarte en la prisión de tu culpa. Te sofoca, te enloquece; te hace per-
der la noción del orden. Crea fantasmas imaginarios. Tus propios fantoches;
aquellos, nacidos en tu vida de penumbras.
Dios desea que vivas en la luz de su presencia. Por eso te llama, te sigue,
y quiebra el poder de las tinieblas. No hay distancia capaz de esconderte, ni
tinieblas que impidan que te vea y te cuide.
¡Ven a Jesús! Acaba de nacer el sol de un nuevo día. Mira cómo te sonríe.
¡Despierta! Sal de la oscuridad del dolor, del rencor y de la autocompasión,
rumbo a la claridad del alivio, del perdón y del optimismo. No corras; no
sigas corriendo. No trates de esconderte. La presencia de Jesús, en tu vida,
solo traerá bendiciones. Quebrará el poder de tus temores; te liberará, y te
dará alas para volar en dirección del azul infi nito de tus sueños.
Empieza la jornada de este día preguntándote a ti mismo: “¿A dónde me
iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Aun las tinieblas no en-
cubren de ti, y la noche resplandece como el día; lo mismo te son las tinieblas
que la luz”.

Quizás te Pueda Interesar..!!